Ankerklause, oct. 07




Mano, oct. 07
Hay quienes son irremediablemente fieles en bares como en amores. Pero lo cierto es que en una vida caben muchos amores, y muchos bares de la esquina. Allá donde he vivido he tenido los míos; y soy fiel en la memoria y cariño que les guardo. Ahora mis bares de la esquina tienen el sabor desvergonzado, bohemio y libertario de berlín. A veces son el salón de casa, donde un té vale un euro y se puede uno repanchingar en el butacón y leer apaciblemente y escuchar vieja música de los 80. Otras se convierten en desaforados antros para personajes sedientos de nocturnidad. Y entonces es mejor soltar lastre, dejarse llevar por el tumulto y las sorpresas. Afuera aguardarán cisnes golosos un pedazo de buena voluntad comestible. Me encontraré con la mismísima República ingiriendo birra tras birra. Y los calvos, en un tris tras, criarán una frondosa melena.




3 comentarios:
No me acuerdo si el Ave Maria también estaba en una esquina. En cualquier caso, uno de mis recuerdos más gratos.
Heee! Nacho!
Puede ser que estuviera en una esquina.. ah no, ya sé, estaba en el centro de una calle pequeñísima con solo tres o cuatro edificios.
Pero por su encanto : desde luego lo añadimos a la lista de bares de la esquina.
engo que ir a Berlín de el próximo año no pasa, un abrazo muy grande.me encanta tu blog
Publicar un comentario