27.11.07

Alex








Un espacio público inmenso en perpetua remodelación, una plaza que no parece una plaza, que son varias plazas en una, o ninguna... Inabarcable, caótica Alexanderplatz. Lugar de encuentro de punks y escenario para músicos peruanos y vendedores de currywurst, esa especialidad culinaria consistente en una vulgar salchicha cubierta de salsa de curry. Yo, tras más de dos años en Berlín, todavía no he comprendido dónde empieza y termina la plaza.

Alex son muchas Alex. Tan socialista por fuera en los edificios rectangulares de pisos que la habitan. Tan capitalista y tan actual también, con sus centros comerciales y profusión de chiringos fastfood. Parece mentira que con tantos cambios como ha soportado desde hace 2 siglos siga manteniendo el mismo nombre. Como el resto de la ciudad, con más intensidad quizás, Alexanderplatz está en obras. De sus múltiples bocas de metro siempre hay alguna cerrada. Algún cartel siempre indica que por ahí no se puede pasar ahora en bici o a pie. En la pasada primavera los obreros del alcantarillado descubrieron en sus entrañas un búnker de la segunda guerra mundial, probablemente el mayor de los construidos por los nazis. Su función era alojar a los pasajeros de los trenes berlineses en caso de ataques aéreos. Los periódicos que dieron la noticia del hallazgo dijeron que hasta 10000 personas encontraron allí refugio, hacia el final de la guerra. En el otoño de 1945 se recuperó el material aprovechable del búnker para utilizarlo en la reconstrucción de la ciudad. Pero luego esas instalaciones cayeron en el olvido. ¿Cuántas sorpresas nos dará aún Alex?


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